El flujo es la clave

¡Se lo que me vas a decir! ¡Tú también lo sabías!

Pero hay mucho «despistao» por ahí que aún no se ha dado cuenta.

Te cuento: estoy muy cansado de escuchar que el Lean solo es para la industria, que en la construcción no funciona y que no es lo mismo.

A ver, que sí, que hay algunas diferencias, pero no tantas como crees.

En la industria se dieron cuenta que se producía de manera más eficiente cuando el producto se movía de estación de trabajo en estación de trabajo, donde los operarios especializados realizaban la misma operación producto a producto.

En el caso de la industria del automóvil, el coche avanza como un tren, lentamente, y los operarios van añadiendo las piezas, como si fuera un puzzle.

El que se encarga de los asientos, solo instala los asientos, según la petición del cliente: los deportivos, los estándares, de cuero, etc. El que se encarga de poner las ruedas, pues lo mismo: con llantas de serie, de aleación, 16″ o 17″, según los extras que haya pedido el cliente o lo que le marque su plan de trabajo.

Los más papistas me dirán: «¿Ves? ¡Nada que ver con la construcción!»

¡Espeeeeera!

En la industria se han encargado de mejorar el flujo. Mejoran los procesos, mejoran la ergonomía y la logística, y los operarios tardan menos en hacer su trabajo. Por ende, se pueden producir más unidades de producto por hora, día o mes.

¿Y en la construcción? ¡Pues igual! Buscamos el mejor flujo. ¿Cómo? En este caso, el operario se mueve por las zonas asignadas y realiza el mismo trabajo una y otra vez en las diferentes zonas que debe pasar.

Por ejemplo, si estamos construyendo un bloque de viviendas, el fontanero creará las instalaciones necesarias en la primera planta, en la primera vivienda, luego en la segunda, tercera y así sucesivamente, cambiando de planta cuando finalice.

Cuando el fontanero abandone la zona donde estaba trabajando (el baño, aseo, cocina o donde se haya estipulado) y haya hecho las comprobaciones necesarias que demuestren que no hay fugas, llegará el siguiente ramo para continuar los trabajos. Ni antes, ni después. Uno detrás de otro, sin prisa pero sin pausa. Posiblemente la empresa que se ocupe de los cerramientos, de cartón yeso, cerámica o similar.

Parece fácil, ¿Verdad? Pues en la práctica no lo es tanto porque aún hay mucho que mejorar. A veces queremos avanzar en la primera vivienda pero el cliente aún no ha elegido el grifo que quiere. Por lo tanto, si no sabemos si tenemos que empotrar alguna pieza, no podemos entrar en esa zona y la dejaremos para otro momento. ¡Pero no pasa nada! Quedan otras 30 o 60 viviendas por finalizar.

¿Y tú? ¿Cómo gestionas el flujo de personas en tus proyectos?

Yo lo tengo claro: usando la herramienta del Last Planner System y sus paneles para planificar 6 u 8 semanas entre todos los que intervienen en la obra.

Para recordar al cliente que debe tomar una decisión porque en 6 semanas llegamos a su baño y necesitamos pedir la pieza para tenerla cuando la necesitamos.

Para recordar al arquitecto que debe seleccionar el color del pasillo para encargar la pintura y tener los pintores necesarios para acabar a tiempo.

Si eres capaz de gestionar el flujo de trabajo, de manera ordenada, precisa, uno detrás de otro, sin desmontar o demoler nada al final de la obra, ¡Te felicito! ¡Eres un crack!

Si a veces la situación se complica y la falta de coordinación o de comunicación te obliga a realizar más regatas de las que tenías previsto, desmontar 3 veces el falso techo porque faltaba un cable o si la calidad final no es la deseada, entonces estás de suerte. ¡Te podemos ayudar!

Llámame y vemos cómo.

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